¡Quiero un polígrafo! (dedicated to Patxa)
Dios mío! Aún no me explico como he podido vivir tantos años sin un aparato de éstos. Para aquellos que no hayan visto ‘La hora de la verdad’ en Antena 3, resulta que Alicia Senovilla (que aún no se ha quitado el rol de aquel infame reality en el que Paco Porras se peleaba con la Pitonisa Lola por el perejil, que parecían España contra Marruecos en versión Transilvania), hace preguntas del tipo: “Cuando salió de la consulta del dentista, ¿le viste algo raro?”; a lo que contesta el marido cornudo: “El dentista apareció con la bragueta bajada y ella llevaba una mancha blanca en la comisura de los labios, y como antes era prostituta…” (2+2 = 4); y le contesta la próxima premio Nobel a la inteligencia: “¿Y tú qué crees que era la mancha?”. A ver, Alicia: si ella era prostituta antes, si lleva una mancha blanca en la boca (en el dentista uno abre la boca hasta límites insospechados); y el dentista tenía la bragueta bajada, hay cuatro opciones:
A) el dentista es Forrest Gump;
B) Habían compartido un Happy Meal y la mancha era mayonesa de la hamburguesa;
C) El dentista utiliza unos métodos muy poco ortodoxos para hacer empastes;
y D) La ex-prostituta (que tiene muy poco de ex), le había cascado 30 euros por un trabajito oral (ya que estaba con la boca abierta, la chica aprovecha y hace negocio).
Yo, a Alicia Senovilla, le recomendaría que presentase el “Waku Waku” porque en sexo la veo muy poco puesta, igual de animales sabe más.
A la semana siguiente, un tío que iba vestido como un gay, hablaba como un gay, se movía como un gay y se peinaba como un gay, va a al programa a decir que era gay (¡toma ya!), pero lo peor de todo era que tenía novia y quería decírselo en el programa (la chica se ha domiciliado en Serbia y Montenegro), y encima el muy infame le dice: “Estoy saliendo con un chico de Zaragoza, que me gusta mucho porque es como tú”…,. Sí, sí, como tú pero con 15 centímetros más. Yo soy la novia y lo encierro en el armario de por vida. Después, una gorda que debía llevar dentro a Pinocho y a Jonás, que quería saber quien era el padre de su hijo. Pero ésta, si se habrá tirado a uno como mucho, y además engañao. ¿Pues quién va a ser el padre? El ciego del pueblo, no puede ser otro.
El caso es que el polígrafo este detector de mentiras es necesario en cada casa. Creo que debería ser como la leche, el aceite y el pan: un bien de primera necesidad. Yo estoy deseando que lo vendan en la Teletienda ya mismo …
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